Hay personas que piensan que la trufa es buena porqué es cara, pero en realidad es al contrario: la trufa es cara porqué es buena.
“La simplicidad es la sofisticación suprema”
No se necesitan grandes elaboraciones para degustar y disfrutar de la trufa negra. Es muy fácil cocinarla, de hecho la mejor forma de apreciarla es sola, laminada o rallada, con aceite de oliva y sal. Para no dejar de untar pan!.
Otra forma de apreciar al máximo su aroma es untarla directamente sobre el pan tostado recién salido de la tostadora. También se puede rallar o laminar encima. El calor ayuda a extraer al máximo su aroma, por eso es importante hacerlo con el pan bién caliente. Se añade aceite de oliva y sal al gusto y listo!
La trufa liga perfectamente con pasta, quesos, carnes e incluso pescados . Es importante añadirla en el final de la elaboración, para que mantenga todo su sabor y aroma. Un exceso de cocción los destruiría, mientras que si la añadimos con el plato ya preparado y caliente, el calor del mismo potenciará y resaltará todo su aroma y sabor.
Un alimento con el que combinan muy bien las trufas son los huevos. Podemos ‘trufar’ los huevos poniéndolos en un recipiente hermético con las trufas. La cáscara del huevo es porosa y permite que el aroma de la trufa penetre en el interior del mismo. Hay que dejarlos en contacto un mínimo de 24 horas y ya tendremos los huevos trufados!.
Un plato sencillo, clásico y especial al mismo tiempo son los huevos fritos trufados. No se necesita gran cantidad de trufa, lo que sí resaltamos, es que los huevos hayan estado trufados, estando en contacto con las trufas un mínimo de 24 horas.
El único límite que existe para la trufa negra es el de la propia imaginación, por ello aquí van algunas recomendaciones cortesía de Restaurante Apicius de Valencia: